domingo, 23 de mayo de 2010

Papessenger

Antes, mucho antes de la que la oh! maravillosa revelación del mns llegara a mi vida, en la secundaria nos chismeabamos, peleabamos y hasta enamorabamos con papelitos.
(Eso mejor me pasó con mi primer amor fallido, pero ésa es otra historia).

En Matemáticas, el salón parecía una pista de fugaces papelitos con chismes y complots. Me pregunto si el maestro no los veía de verdad, o se hacia, porque enserio le rozaban la nariz, aunque ahora que lo pienso, 42 pubertos no es nada fácil de controlar...

Ahi se planeo que Menganita le robaría el corazón de Fulanito a Perenganita porque Perenganita se creía más bonita y no era cierto...

Yo me divertia tanto viendo los lanzamientos a 180 km/hora, la hiper velocidad de la califragía, la producción en masa y la cautela tan aguda con la que se producian mientras hacía cáculo de expresiones numericas con raíz cuadrada que resulta ser un ojo al gato y otro al garabato.
Y ahora confesaré que en mi turno como eslabón de comunicación, leía ¡TODOS los recaditos ajenos! (Muajajajaja). Eran tan apasionados, malvados, drámaticos que era imposible resitirse, además me enfadaba tanto tránsito y la simplificación de radicales no eran tan interesantes.

Ah, y si se lo preguntaban Menganita sí se quedo con Fulanito.