viernes, 23 de julio de 2010

INFORME , MEN

Èste es mi primer post chilango, me vine hasta el barrio dònde naciò Octavio Paz para relatar lo complicado que resulta truzar toda la ciudad con una enorme maleta que apenas si tiene la cuarta parte de los tiliches que amorosamente he estado coleccionando estos 19 años de mi vida.

Y el ciber esta padre... venden tambièn nieves, paletas y frapuccinos.

Pero lo mejor es que en la esquina està la pasteleria mas deliciosa del mundo, lo gritan sus empanadas.

Esta lloviendo, y nomàs tengo un par de zapatos, triste historia para mis pies.

Oh! Mèxico es cada vez màs emocionante e intimidante, se le aprende algo nuevo y se consiguen muchas mañas de la experiencia propia y ajena.

Lo que si me he dado cuenta es que habra dos cosas que odiarè:

a) Los olores.

Muy variados los olores chilangos. Me siento como una esponja que anda por Insurgentes absorbiendo cuanto olor que se cruze... bien gacho.

b) Las platicas.

Tal vez sean las prisas, tal vez sea la gente, pero ahi nadie habla, nadie se saluda, nadie cuenta intimidades, ni chismes, ni se pelea en el camiòn. Asì los viajes pensan tanto...

oh!