Recuerdo cuando hace unas semans creía que mi maestro de Política era de los hombres más parecidos e imponentes del planeta.
Son las 9:25 am. y dejen decirme que hoy falte por primera vez a su clase.
Resulta que me cae de la patada, por que siempre encuentra la creativa forma de acusarme con su dedo y amenzarme con correrme de su clase.
Para la otra si vuelve a hacer eso, el dedo con el que me apunte no se salvará de una mordida galáctica.
He dicho.