miércoles, 5 de septiembre de 2012

Tengo un nuevo compañero del camión, pero no sé como se llama porque nunca le he hablado.
Sólo sé que coincidimos en la hora, y eso en esta ciudad ya es una bendición.

 Siempre que lo veo está cantando en inglés y huele a cigarro.
Cruzamos las miradas timidamente y en ese momento pienso hablarle y hacermelo amigo hasta que, recuerdo que aquí es mi bajada.


La triste historia del transporte público en México.