miércoles, 12 de diciembre de 2012


Me estaba sintiendo orgullosa de no haber olvidado nada en casa, hasta que recordé que entre los detalles dejé a mis amigos en la calle : Olvide darles las llaves para que pudieran entrar.

Ya saben, es común perder las llaves a estas alturas del pleno desarrollo de un jóven universitario. Así que entre la solidaridad y el único juego disponible, la solución era yo.

Y estoy preocupada. No sólo porque están en la calle sabe qué cosas intentando hacer para refugiarse del frío, sino que las luces están prendidas, no me traje la maceta con Cleo - nuestra nueva planta- y olvide la maleta de Luis en la cama.

Y para terminar de rematar los cuadros de tragedía que me gusta contar, me voy a enfermar. Creí estar en la gloria cuando tomé el autobús de regreso sin una sola visita al médico este semestre terminado, cuando a mi cuerpo no le metí ningún tipo de descongestionante, hasta hoy.

Aún así y pese a todo lo anterior, fui a la tienda y sí tenía birote salado.
Bi-ro-te    sa-la-do.