viernes, 5 de agosto de 2011

Estoy de regreso a la normalidad.

Me gusta cuando la gente se acostumbra a los cosas nuevas.
Aunque despuès de acostumbrarse ya no sea válido decirle " nuevo".


Regrese al D.F. despuès de unas vacaciones de aislamiento tapatío.
Y me encuentro con un caos oloroso, peludo y grasiento en todo el departamento.

Te confieso que los remordimientos siempre me atacan al subir al autobus.
Es que nunca me han gustado las despedidas y despuès de ser un cliente frecuente en la Estación aseguro que nunca es un adiòs con acento.
Muchas veces he pensado en gritar desde mi asiento para bajar corriendo y nunca irme.
Pero no todas las personas podemos ser héroes.



Olvide mi chamarra negra, el laberinto de la Soledad , y mi libreta con secretitos , y ya me comì la mitad de una torta ahogada.

Sabía de debì aprovechar los descuentos en cuadernos...



Y pues nada sùbele al estereo Baby...