Cuando vivía con mis papas nunca fui a las tortillas y la mayoría del tiempo la pasaba refunfuñando de que tenía que lavar mi ropa, o que tenía que hacer la comida algunos días o de que hacia el quehacer ante de salir a cualquier parte del universo.
Y ahora increiblemente agradezco que si me enseñaran hacer todas esas cosas útiles en la vida.
Porque aquí te levantas y haces todo eso y más.
Y le sufres hasta el triple porque si no lo haces no comes o no tienes calzones limpios ( aunque alguien por ahi me dijo que en esos casos extremos nomás hay que voltearlos).
Pero en esa semana he aprendido mucho más de lo que esperaba y eso que todavia no entro a la escuela. Una delicia masoquista rómantica.
Oigan y qué cara está la vida!