lunes, 9 de mayo de 2011

Me pasa que en ocasiones no sé dónde he dejado las cosas.
Que unos días me levanto tan tarde que la siguiente clase no la tomo.


Sucede que siento que no me puedo quejar, porque yo lo decidí.

Pasa que no sé si te lo pueda decir porque me da miedo que me dejes sola. Y la soledad está más que pelotuda.

Me gustaría regresar a la época en la que no me daba verguenza salir corriendo y llorar y aventar veladoras sin cargo de conciencia.


De verdad hasta yo me siento triste de esta tristeza.