viernes, 16 de enero de 2009

Mis hermanos me han enseñado muchas cosas.
David me enseño a pelear, Miriam me enseñoa dibujar y Vero me enseño a contar cuentos.
Cuando Vero tenia como 7 meses de nacidita y era muy chillona, mi mamá se fue al tianguis de los martes. Estabamos solos, y queriamos salir a comer y jugar libremente, asi que se nos ocurrio tener un dia de campo en la azotea

Miriam siempre era la de las ideas extravegantes y David era su gran complice en planes y estrategias, yo era la miedosa que zonzacaban cruelmente.



Ese martes, Miriam ideo como poder subir a la azotea, preparo panecitos con jamon, pico salchichas e hizo agua fresca. David corrio a buscar el mantelito y la soga.



Como ellos eran los mas ágiles se treparon primero, acomodaron todo y comenzaron a echarme porras para poder subir, yo le temia a las alturas, -una vez me paralize cuando subi medio metro en una bardita-, entonces nos acordamos que teniamos a una bebé de 7 meses que chillaba que teniamos que cuidar. Miriam encontro una practica manera de subirla a la azotea.



Se amarro a una canastita de plastico color negr en forma de corazon la soga, le pusimos cobijas y metimos a Vero.



Miriam y David jalaban la soga y yo estaba abajo cuidando de que no cayera, o para salvarla en caso de que saliera volando.






Llegó a la azotea.



Entonces me subieron a mi. Comimos nuestros panecitos, y veiamos el cielo azul.



Jugabamos a encontrarles formas a las nubes. Siempre eran perros.



Pudimos quedarnos todo el dia arriba , comiendo salchichas, pero paso la basura y las reservas se terminaron.






Y de nuevo bajamos a la bebé dentro de la canasta.



Estabamos muy felices. Nuestro dia de campo fue muy divertido. Y estabamos orgullosos de nuestra complicada mision de subir bebes fuera un éxito, Miriam tenia entonces 8 años,David 4 y yo 6 añotes. Es mas, queriamos repetir de nuevo los dias de campo.



Pero la vecina le dijo a mi mamá cuando llego que habiamos subido a la azotea y que Vero estaba con nosotros.






Mi mamá se asusto mucho, y nos regaño.






Lo mas bonito de esa experiencia es que el agua fresca era de mi sabor favorito.



Y que dias de campo como esos nunca he vuelto a tener.






Ahora que todos ya estamos mas grandotes nos reimos mucho de eso. Y nadie sube a la azotea.